París 2024 estaba destinada a ser punto de peregrinación por parte de DeMomentSomTres. No podíamos perdernos un sarao de esta magnitud de ninguna manera. Además, teníamos que opinar sobre el uso de la marca, la identidad visual y sobre todo la experiencia de usuario.
Este post es el resultado de un viaje efímero a la capital francesa para vivir de cerca el evento europeo del s.XXI que reafirma la poca distancia, quizás nula, entre la experiencia digital y la analógica.
UX en la Ciudad de la Luz en período olímpico
La experiencia del usuario es lo que realmente importa, no nos cansamos de decirlo.
Es lo que hace que te quedes con un buen sabor de boca. Que sea memorable. Que convierta al usuario en fan. En el caso de París, estos 15 días la UX va como la seda:
La app de transporte público París 2024 funciona
Moverse desde cualquiera de los aeropuertos de la metrópoli al centro es facilísimo. La app gestiona la compra de billetes integrados y proporciona información en tiempo real. Contiene mapas interactivos básicos y por temáticas. La lógica del entorno digital es extremadamente intuitiva.
La integración del billete con el móvil sea Android o Apple es perfecta. Instalado, el móvil se convierte en la tarjeta de transporte público sin tener que hacer nada, simplemente mostrarlo en los espacios indicados en las barreras de entrada. Ni desbloquearlo ni pulsar un botón. Abracadabra.
En nuestro caso, íbamos con la app descargada de casa y solo tuvimos que comprar el billete integrado por un día mientras andábamos hacia el metro. En 25 minutos nos plantamos en el centro de París. Ninguna barrera de entrada, ningún punto de fricción. Y el transporte público puntual, rápido y con una frecuencia envidiable, sobre todo por los que sufrimos el desastre de cercanías en Barcelona.
Los parisinos son amables y proactivos
Sí, lo has leído bien. Los franceses no son odiosos. Por lo menos han depurado ese punto de fricción que enturbiaba la experiencia de usuario cada vez que se visitaba París. Ahora está lleno de parisinos amables que te orientan a la salida del metro, que proponen tomarte fotos con marcos de Instagram sin tener que sufrir que te roben el móvil.
Se hacen entender con el idioma necesario. El código que utilizan es universal. Te evitan las colas, te aconsejan y en caso de imprevistos te proponen una alternativa válida que no sea huir de la ciudad.
Incluso en un momento de caos, como por ejemplo tener que abandonar la estación de metro por una situación de peligro potencial, que sí, que también lo vivimos, no hay alarma y todo se produce de forma ordenada.
La app de los juegos olímpicos informa de lo necesario en función de quién seas
La segmentación por buyer persona es la base de cualquier estrategia de marketing y en esto también son medalla de oro. Dime qué usuario eres y te propondré lo que mejor se adapte a ti.
Si te importa el ranking de países con más medallas, lo encontrarás. Si quieres asistir de público a una prueba olímpica, podrás llegar sin problemas. Si quieres saber qué prueba hacen en cada momento desde casa y mirarlo por pantalla, puedes consultarlo.
Si además eres un perfil de usuario rarito que te gusta ir a eventos culturales que crees que no tienen demasiado que ver con los deportes (si es que todavía piensas que los juegos olímpicos es un macro evento deportivo), también encontrarás información para reservar, comprar entradas o incluso comprar souvenirs.
¿La identidad visual de los JJOO de París es memorable?
La identidad visual de París es París. No necesita nada. Todo el mundo tiene un París en la cabeza. Ahora bien, ¿la imagen gráfica de los juegos olímpicos de 2024 es extrañamente simple? ¿Es naif? ¿Qué significa este logo? ¿Por qué han escogido estos colores rosa y azulado complementarios?
Como muchas de las instalaciones de las pruebas en la ciudad, la marca será también efímera. Lo que importa es que funciona aquí y ahora. Es identificable y tiene un relato gráfico y un subtexto que dependerá de lo que cada uno quiera ver. Pero lo innegable es que estas dos semanas son un contenedor de experiencias memorables, de clips de Reels de Instagram cuyos propietarios son los usuarios y no la marca en sí misma.
Esto es mucho más potente que una marca que fagocita su propósito. Los aplicativos de París 2024 se fundirán en algo mucho mayor: la vivencia de cada usuario. Por primera vez en la historia no hay territorio de frontera entre lo digital y lo físico. Se borrarán de la ciudad como las gradas en Trocadéro o los teatros en la Concordia.
Lo que perdura de París es la marca emocional que imprime en el usuario, que habrá consumido de algún modo pastillas de estos juegos. París ha ganado para la eternidad, de nuevo, ser la ciudad más deseada.
La marca París se agita para volver al podio
Estos juegos olímpicos han servido para vendernos una marca que ya habíamos comprado. El sueño húmedo de cualquier profesional dedicado al marketing y la empresa.
Es lo que tiene la grandeur o pensar siempre a lo grande. La conciencia de que lo que perdura se reafirma cada cierto tiempo. La vanguardia y la innovación no se presupone, se trabaja y se arriesga.
Los juegos en París nos han dejado grandes imágenes contradictorias, pero que son una metáfora en sí misma: la mierda que se lleva el río Sena con su corriente, junto con la salud de algún triatleta, la alcaldesa de París que se ha tenido que remojar en él…
Francia, con los juegos en París, ha revalidado el título de ser el primer destino turístico mundial por algo. Ha entendido el contexto de interconexión digital extrema y lo ha hecho jugar a su favor manteniendo lo inamovible de hace siglos: el deseo tan humano de lo extraordinario, de la épica de hacer historia, aunque sea solo en Instagram.
